A medida que se relajan las medidas del estado de alarma como consecuencia del COVID-19, poco a poco la vida recupera la normalidad. En este sentido, me alegra informar que ya he retomado las sesiones de terapia individual de manera presencial. Aunque online se puede trabajar correctamente, para mí lo idóneo es el modo clásico. Tal vez porque rebaso los cuarenta años y en mi infancia las tablets, smartphones y la realidad virtual sonaban a ciencia ficción, me resisto a que lo físico sea substituido por lo tecnológico. Yo soy de las que compran los libros en papel. Una de mis aficiones es la lectura y estar tantas horas ante el brillo que emite la pantalla del portátil me produce picor de ojos. Lo mismo me pasa con las sesiones online. Has de agudizar la vista puesto que los otros sentidos, a excepción del oído, pierden presencia. En psicoterapia trabajamos con la mente, el cuerpo físico y el energético, y hay algo de lo sutil y sensorial que, sin duda, escapa a las nuevas tecnologías.
En Barcelona ofrezco sesiones en la escuela Gestalt Barcelona (Pl. Urquinaona 10) y en Sant Cugat del Vallés en Espai Vincles (C. de la Mina 25).
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