Miedo a la soledad: hacia el reencuentro con uno mismo

La soledad puede desgarrar nuestra alma y, a su vez, brindarnos instantes cumbre de creatividad y de comprensión acerca de nosotros mismos. Hace unos días en una formación me pidieron que rememorara un momento de felicidad. Un pensamiento acudió a mi mente y dibujó instantáneamente una sonrisa en mi rostro. En dicho recuerdo yo estaba sola escribiendo un relato poético. Compartir con los seres amados nos trae alegría. Sin embargo, aislarnos del contacto social también puede llevarnos a la plenitud. La soledad es un regalo si la aprovechamos para afinar nuestra escucha y atención interna. Sin embargo, puede ser desoladora si nos aferramos a su parte negativa, al sentimiento de soledad, la soledad no elegida.

 

En el núcleo más recóndito de toda soledad hay un profundo y poderoso anhelo de unión con el yo perdido
Brendan Behan

 

¿Cómo es que tiene tan mala fama la soledad?

“El hombre es un ser social por naturaleza”. Ya lo dijo siglos atrás el filósofo Aristóteles (384-322 a. de C.). Desde tiempos inmemorables el ser humano ha necesitado a los otros para sobrevivir. Esto explica el origen de los asentamientos tribales, en forma de poblados, donde cada cual desempeñaba una función, la comunidad se autogestionaba y trabajaba por el bien común y la supervivencia. Solamente los héroes, los místicos y algunos artistas quedaban fuera de la comunidad. Hoy en día seguimos necesitando a los otros para cubrir nuestras necesidades básicas, afectivas, de seguridad…

Otro aspecto a tener en cuenta es que el ser humano nace siendo absolutamente dependiente y vulnerable. El bebé necesita el cuidado y la mirada de la mamá o de un adulto para sobrevivir, y posteriormente también el reconocimiento. Estas necesidades perduran después y ahí queda la marca que llevamos tod@s de nuestro miedo al desamparo. Por esta razón, el sentimiento de soledad nos acompaña desde que nacemos y en diferentes momentos de nuestra vida.

La sensación de aislamiento respecto de los otr@s o del mundo que nos rodea aparece cuando falta el contacto con otras personas y con un@ mism@. En terapia escucho con frecuencia el “miedo a la soledad”. Los pacientes que expresan ese temor suelen asegurar que al estar sol@s les embarga la tristeza. Por este motivo, muchas personas, incluso sin saberlo, prefieren llenar sus agendas con un sinfín de actividades extenuantes y con relaciones estériles. La cosa es hacer lo que sea antes que parar a escucharse.

 

Si te sientes en soledad cuando estás solo, estás en mala compañía
Jean-Paul Sartre

 

desamparo

El temor a encontrarnos con nosotr@s mism@s está relacionado con el miedo a la soledad. Y es que cuando todo lo externo se acalla emerge el dolor y el malestar interno que hemos ido acumulando y nos hemos negado a observar y experimentar. Paradójicamente cuánto más huyes de la sensación de soledad, más te persigue. Así pues, el mejor antídoto contra el sentimiento de soledad es entregarse a ella y darse espacio para el autoconocimiento en profundidad.

Si eres de l@s que temes quedarte a solas contigo mism@, te propongo que indagues sobre cómo es tu relación contigo mism@. ¿Cómo te escuchas? ¿Cómo te acompañas? ¿Cómo te hablas? ¿Te tratas bien o te machacas? ¿Te cuidas?. En definitiva, ¿eres una buena compañía? Lo más probable es que no.

 

Paradójicamente ser capaz de estar solo es la condición para ser capaz de amar
Eric Fromm

 

Esta huída de nosotr@s mism@s también lleva a muchas personas a empeñarse en encontrar pareja al precio que sea. Conozco no pocos casos de sujetos que ante la desesperación de la soledad se abocan a iniciar o mantener relaciones de pareja insatisfactorias. Embarcad@s en aventuras, que son la crónica de una muerte anunciada, acaban sumid@s en una espiral inagotable de sufrimiento.  «Quiero tener pareja», escucho a menudo. Mejor prepárate tú para ser una buena compañía, porque si uno se automaltrata o desvalora suele acabar maltratando y desvalorando también a l@s que le rodean.

Miedo a la soledad y dependencia emocional

El pánico a sentirse desamparad@ suele ir asociado a la dependencia emocional. La persona aquejada de este problema evitará como sea la separación de la pareja, aún sabiendo que aquella relación está acabada. La profunda angustia por separación y el gran vacío interior que siente le empuja a autoengañarse diciéndose que eso es amor y que debe esforzarse por mantener aquel vínculo. Confunden el apego y el miedo a la soledad con el amor. Sin embargo, el miedo es lo contrario al amor.

Amar no es querer cambiar al otro, criticarlo o despreciarlo constantemente. Todo lo contrario, es poder mostrarse auténtico y dejar que el otro sea exactamente como es. Como dice el psicoterapeuta gestáltico, Joan Garriga, en el buen amor “digo sí, a todo lo que eres, te acepto tal y como eres”. Entonces la pareja se siente ligera, profundamente mirada, y tranquila. En cambio, el mal amor dice “no me gusta como eres, tienes que cambiar” y entonces el corazón se encoge.

 

Se nos ha condicionado a escapar de nosotr@s mism@s a través del encuentro con el «amor»
Krishnananda

 

Si estás leyendo este artículo y te sientes identificad@, te recomiendo que inicies un proceso de psicoterapia. Puedes escribirme a info@terapiagestaltbarcelona.eu

Sandra Valent, terapeuta Gestalt. Trabajo en Barcelona y en Sant Cugat del Vallés. Sesiones en Gestalt Barcelona (Pl. Urquinaona 10) y en Espai Vincles (C. de la Mina 25). Si quieres saber más puedes contactar conmigo en el tel. 678377795.

 


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