A veces se hace difícil expresar lo que nos pasa con palabras. Por este motivo, dibujar una imagen y poner unos colores pueden ayudarte a descifrar y poner orden a tu mundo interno. En terapia Gestalt suelo recurrir al uso de los dibujos para profundizar en los asuntos que l@s pacientes traen a la sesión.
Las imágenes impactan de forma más directa en nuestro ser porque usan el lenguaje simbólico, una potente puerta de entrada a nuestra dimensión emocional.
Una vez que se ha abordado un asunto a nivel cognitivo es fundamental llevarlo al plano emocional. Sin esa traslación difícilmente logres ningún cambio de aspectos de tu carácter que han quedado cristalizados a lo largo de los años y que ahora ya no te sirven y te provocan malestar y sufrimiento. Y aquí es donde el cuerpo y también las imágenes simbólicas pueden ayudarnos a hacer el click.
Una puede estar hablando, sesión tras sesión, sobre un sentimiento o emoción que la bloquea, limita o hace sufrir. Nombrar, mirar a los dragones cara a cara, es sanador de por sí. No cabe duda. Ahora bien, en muchos casos no es suficiente motor de cambio. El paciente comprende, desde la mente, que esta manera de ser y de estar en el mundo ya no le funciona; sin embargo, no es tan fácil dejar de hacer lo que lleva haciendo toda una vida.
El trabajo con imágenes simbólicas, lo mismo que las imágenes oníricas que nos traen los sueños, y su traslación a lo corporal, llega a capas más profundas de nuestro ser. Y precisamente esa sacudida interna es la que necesitamos para atrevernos a empezar a relacionarnos con nosotras mismas o con nuestro entorno de modo alternativo.
*Dibujo realizado por una paciente en sesión