Recupera tu
energía vital,
bailando

BIOGRAFÍA DANZÍSTICA. Desde que era chiquitita he sido muy movida, un culo inquieto, me decían; y cuando me preguntaban que qué quería ser de mayor, yo contestaba orgullosa “¡Artista!”. Y ya apuntaba maneras.

Uno de mis juegos favoritos era disfrazarme con los atuendos más extravagantes y vistosos que encontraba en casa de mi iaia (abuela), que era muy presumida. Me plantaba carmín en los labios, unos zapatos de tacón color oro despampanantes, collares y pendientes a más grandes mejor y como no tenía esos collares de plumas que tanto me gustaban, me ponía guirnaldas de Navidad en el pelo o colgadas al cuello en plan foulard parisino. Y así me paseaba por casa, imaginándome que era una actriz de Hollywood e imitando lo que veía que hacían las famosas en las películas.

Con el baile me inicié con diez años, haciendo gimnasia deportiva. Me fascinaba volar con el trampolín y desafiar la gravedad haciendo mis pinitos en la barra de equilibrios. Ya más tarde, a los 18 años descubrí la danza jazz y fue un flechazo instantáneo. Lo sentí en los poros de mi piel. Un viaje a Senegal en el año 2009, donde trabajé de cooperante, me llevó a descubrir la danza del noroeste de África, que fue mi segundo gran amor. Desde entonces no he parado de bailar en diversas compañías y de formarme con los maestros y maestras más reconocidos, como Seny Bangoura o Fatoumata Yansané, incluyendo viajes de estudio a Guinea Conakry y Senegal.

Imparto clases de danza africana de Guinea, con mucho amor, desde hace más de una década y jamás he dejado de seguir investigando. Y no solamente afro. Me interesan muchas otras disciplinas. Tienes un resumen de mi formación y mi experiencia como bailarina en el CV artístico.